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ACTIVIDAD DE DIFUSIÓN EN ZARAGOZA



En mayo de 2023, el Instituto Ikigai organizó un conmovedor taller local y una actividad

de difusión como parte del proyecto Culinary-Ode to Diversity en Zaragoza

(España). En colaboración con una pequeña asociación local que organiza una clase de

cocina para inmigrantes, el acto pretendía crear un espacio acogedor para que personas de distintos países, recién llegadas a España, compartieran sus experiencias e historias culturales. Celebrada en el Centro Joaquín Roncal - Fundación CAI-ASC, la actividad no sólo celebraba las tradiciones culinarias, sino que también destacaba la importancia de la inclusión social para quienes s e han enfrentado a barreras para acceder a la educación y a un futuro mejor.

El acto giró en torno al lenguaje común de la comida, utilizando las experiencias culinarias para romper barreras y fomentar las conexiones entre los participantes. El laboratorio de cocina se convirtió en un crisol cultural, ya que los formadores españoles y los inmigrantes prepararon juntos platos típicos. Este entorno interactivo fomentó el diálogo abierto y preparó el terreno para testimonios directos que contribuirían a la representación final del proyecto.

La jornada comenzó con breves presentaciones, que allanaron el camino para una divertida "Actividad BINGO para romper el hielo". Mientras los participantes se mezclaban, entablaron conversaciones relacionadas con las palabras de los cartones de bingo, lo que les permitió compartir sus experiencias y fomentar la confianza entre ellos. La actividad se prolongó durante más de 40 minutos, en los que todos se tomaron su tiempo para comprender las historias y viajes únicos de los demás.



Desde las arepas colombianas hasta los arroces senegaleses, la comida favorita de cada

participante guardaba un pedazo de hogar y recuerdos entrañables. Los participantes, en su mayoría latinoamericanos, se desahogaron compartiendo sus historias de migración y resiliencia. Entre ellos estaba María Pilar, que llegó a España desde Venezuela tras una tragedia personal. Se trasladó a Zaragoza desde Venezuela tras la muerte de su marido por Covid. Aquí se reunió con su hija, casada y con dos hijos. Más tarde, debido a la situación política y social y a las dificultades económicas de Venezuela, su otra hija, Jhenderly, con sus cuatro hijos, también se unió a ella y ahora disfruta de la libertad y la seguridad de vivir en un nuevo país. Rony, de Nicaragua, expresó su pasión por la cocina como una forma de conectar con la gente y crear alegría. Según él, la comida le recuerda a su país y a cuando solía comer con toda su familia. Una opinión que también comparte Genaro, un colombiano para quien la

comida es un recuerdo de su hogar y de su madre. Luz, recién llegada de Colombia, apreciaba la receta de arroz atollado de su madre, un plato que le traía consuelo y nostalgia. Malk, también de Colombia, encontró consuelo cocinando arroz con coco y pescado, un sabor a hogar incluso en tierra extranjera.

Entre risas compartidas e historias sentidas, el taller reveló las similitudes entre la cocina colombiana y la venezolana, y las arepas se convirtieron en un símbolo muy apreciado de ambas culturas. La jornada también acogió a participantes del Congo y Senegal, lo que enriqueció aún más el tapiz cultural. El taller de cocina no sólo ofreció delicias culinarias, sino también una vía para establecer contactos genuinos y crecer personalmente. Matisi, de Senegal, habló apasionadamente del significado del arroz en su cultura, representando un plato que une a la gente durante todo el día. Marie, del Congo, inicialmente reservada, acabó expresando su disfrute de la actividad, demostrando el poder de una pasión compartida por la comida.



Al concluir el taller, la gratitud llenó el aire cuando los participantes expresaron su

agradecimiento por la oportunidad de conectar, compartir y aprender. Nos contaron parte de sus historias, las dificultades burocráticas a las que se enfrentan, su búsqueda de trabajo aquí en el país, los familiares que han dejado atrás en su país de origen, etc. El acto permitió al Instituto Ikigai recoger valiosas percepciones e historias personales, que contribuyeron al rendimiento final del proyecto. Y lo que es más importante, la actividad puso de relieve la urgente necesidad de apoyar el derecho de los inmigrantes a la educación y su camino hacia la inclusión social. Así pues, con espíritu de unidad y solidaridad, sigamos esforzándonos por derribar barreras y hacer oír todas las voces. Juntos podemos crear un mundo en el que se celebre la diversidad y se valore la historia de cada persona.

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